Neoliberalismo y Naturaleza (V):
Tóxicos…
Por Héctor Kol
Sinrepresassinsalmoneras.blogspot. com
Agosto 2013
La
publicación del informe LA AGONÍA 2.0 del
Programa Marino de la Fundación Pumalín, cuya distribución se inició a fines de
Marzo de 2013, da cuenta no sólo del estado sanitario deplorable de la
“exitosa”, fantasiosa y subsidiada Industria Salmonera, sino del empleo
irracional de dos productos químicos peligrosos principales (antibióticos y
pesticidas) para la supervivencia de los salmónidos en los canales y fiordos
chilenos.
El
estudio muestra que la principal empresa salmonera mundial, MARINE HARVEST, de
capitales privados noruegos, llegó a ocupar en Chile 36 mil veces más antibióticos por tonelada de salmón producida que
lo que ocupa en Noruega gracias a que así se lo permitieron y permiten… las
“normas chilenas”. Igualmente, en el estudio se muestra que el Estado chileno,
a través de sus Servicios de Evaluación Ambiental (SEA) regionales, llega a
aprobar el consumo de hasta 5 KILOS de antibióticos por tonelada de salmón
producida, en contraste con los 0.02 GRAMOS de antibióticos que ocupa MARINE
HARVEST para igual producción… pero en Noruega.
En
el estudio de Fundación Pumalín, además, se exhiben mapas con la distribución
de centros de engorda en las Regiones de Los Lagos y de Aysén donde se ocupan
pesticidas SIN LIMITACIONES para combatir al Caligus rogercresseyi o “Piojo de mar”, un parásito propio del mar
chileno que se ha convertido en el mejor defensor de la Patagonia marítima,
devolviendo con intereses cada una de las agresiones salmoneras a nuestro mar
austral.
De
acuerdo a la información entregada por SERNAPESCA a la organización
conservacionista, a Diciembre del año 2012 más de 400 centros de engorda de
salmónidos, principalmente en la Región de Aysén, se encuentran afectados de
Caligidosis, es decir, con más de 6 piojos por salmón. Casi 200 de estos
centros de engorda de “piojos de mar” han declarado el uso de los pesticidas
Cipermetrina y/o Deltametrina, de efectos DESCONOCIDOS en el ambiente acuático
intervenido por esta industria piojenta.
Antibióticos
y pesticidas son directamente vertidos al mar, disueltos en los alimentos que
se suministra a los salmones cautivos. Entre el 90 y el 40% de los antibióticos
que se suministran a los salmones cultivados, es desecho químico que se inyecta
al medioambiente acuático. Mientras tanto, las aguas residuales de los “baños”
con pesticidas a los que también se somete a los salmones cubiertos de “piojos
de mar” difícilmente llegan a las plantas de tratamiento que exigen las normas
de regulación ambiental de la acuicultura.
Si
tal desastre no le preocupa a las autoridades que deben velar por la salud
humana en Chile, tampoco pareciera preocuparle a la pesca artesanal austral,
que extrae y vende productos del mar con evidencias explícitas de los efectos,
incluso en la merluza austral, de los químicos usados por la Industria
Salmonera: en el estudio de la Fundación Pumalín, una foto muestra merluzas
australes, capturadas en la Región de Aysén, de carne anaranjada por efecto del
consumo de pellets de alimentos para salmones que contienen pigmentos para
darle la tonalidad naranja al salmón de cultivo.
En
otras palabras, el salmón chileno es como un chino colorín: está teñido…
El
impacto causado por el informe de Fundación Pumalín necesariamente debía ser
respondido por Salmon-Chile, la agencia publicitaria que gestiona el tráfico de
influencias que soporta a esta industria insustentable.
En
una sola página, la agencia desacredita el informe señalando dos falsedades
principales: que el Informe “La Agonía 2.0” carece de sustentación científica y que la
industria salmonera chilena cumple, en sus operaciones productivas, con todas
las normas sanitarias internacionales que le permiten entrar a más de 100
mercados mundiales sin restricciones.
Menos
de un mes después de esta brillante y novedosa declaración de Salmon-Chile, el
Estado Noruego publicó un informe oficial del Comité Científico Noruego para la
Seguridad Alimentaria (VKM, siglas en nórdico) donde, explícitamente,
recomienda que las mujeres embarazadas deben EVITAR COMER SALMÓN DE CULTIVO por
los efectos dañinos para la salud de la mujer y del feto que puede representar
este producto, manteniendo una precaución señalada por la Autoridad Noruega de
Seguridad Alimentaria con anterioridad .
Igualmente,
el informe de VKM recomienda que los niños y los jóvenes debieran limitar el consumo de salmón cultivado a no
más de dos veces por semana, también por los riesgos a la salud que un mayor
consumo representa e incluso por efectos negativos sobre el coeficiente
intelectual (IQ) de las personas en pleno desarrollo.
Así,
un extenso artículo de la Revista FJORDS, fechado en Junio de 2013 y citando a
otro reportaje de la revista francesa RUE 89, se refiere a los efectos
peligrosos para la salud humana suficientemente documentados y denunciados por
médicos y especialistas de países europeos con varios años de antelación a la
publicación del Informe de VKM e incluso por las propias autoridades de salud
de Noruega. Todas estas denuncias fueron desestimadas por el Ministerio de
Pesca del país nórdico, tal como lo hace la Subsecretaría de Pesca chilena,
también indiferente a la vida humana de sus propios ciudadanos.
En
el reportaje francés se cita a numerosos especialistas y entre ellos a una
bioquímica nórdica del laboratorio Bergen que señala:
"Los contaminantes que se encuentran en el salmón de
piscicultura tienen efectos negativos en el desarrollo del cerebro y están
asociados con el autismo, hiperactividad e inferior IQ.
Sabemos también que pueden tener un efecto negativo sobre el
sistema inmunológico, el sistema endocrino y el metabolismo. También puede
transmitirse a través de la lactancia materna...”
En
síntesis, si el salmón cultivado noruego es así de peligroso, el producto chileno,
que se obtiene siguiendo pautas y regulaciones inútiles, SIN SUSTENTACIÓN
CIENTÍFICA ALGUNA y al margen incluso de la Ley de Pesca del propio Longueira,
debiera ser una especie de arma de destrucción masiva que podría liquidar al
ingenuo ser humano que se lo lleva a la boca, tal como ha liquidado Culturas,
Comunidades costeras y la moral y la ética de organizaciones de pescadores
artesanales, de pueblos originarios y de trabajadores que toman contacto con la
Industria.
Por
otra parte, más de 600 denuncias que SERNAPESCA ha presentado en los Tribunales
de Justicia en contra de empresas salmoneras que funcionan en Chile, violando
cuanta norma existe para regular la gestión ambiental y sanitaria de esta Industria tóxica, se
encuentra procesando, hoy, el
desinformado, injurioso y calumnioso Programa Marino de la Fundación
Pumalín, en preparación de un segundo informe (“Sin Dios ni Ley”) que desmentirá lo aseverado por Salmon-Chile en
su genial desmentido ya referido. Jamás la Industria salmonera ha respetado la
Ley ni las normas asociadas a esta. JAMÁS…
Y
la reciente prohibición de ingreso a territorio estadounidense de un cargamento
de salmones producidos por MARINE HARVEST en Chile, emitida por la FDA al
detectarse en este la presencia del fungicida cancerígeno CRISTAL VIOLETA, sólo
semanas después de conocerse el reportaje citado por FJORDS, viene a demostrar
que el salmón de cultivo que se produce en Chile está lejos de ser el resultado
de una acuicultura que sigue “los más estrictos parámetros productivos
internacionales” como declara Salmon-Chile.
En
efecto, esta prohibición de ingreso, que el Subsecretario de Pesca Pablo
Galilea (¿quién más podía ser?) ha querido comparar con el caso “uvas
envenenadas” del tiempo de la Dictadura Militar, ha sido sólo la última
denuncia del uso indiscriminado de productos tóxicos en la salmonicultura chilena
.
El
Cristal Violeta ya había sido detectado en el año 2007 en brochetas de salmón que
intentaron ingresar al Reino Unido y que habían sido preparadas en Tailandia
con salmón producido en Chile. La presencia del cancerígeno fue justificada por
SERNAPESCA como una contaminación cruzada producto del embalaje de las
brochetas de salmón producido por MARINE
HARVEST y AQUACHILE en los mares australes chilenos .
Un
año más tarde, la Oficina Federal de Alemania para la Protección a los
Consumidores y Seguridad Alimentaria (BVL, siglas en alemán) detectó, en
muestras de salmón producido en Chile, la presencia de residuos de varios
químicos prohibidos en el Mercado Europeo. Entre ellos, residuos de Cristal
Violeta, además de antibióticos y de un antiparasitario (abamectina) que es
peligroso especialmente para el desarrollo de los niños eventualmente
consumidores de salmón contaminado.
Ante
esta denuncia del organismo de salud alemán, SERNAPESCA señaló que el producto
se había contaminado, esta vez, por suplementos alimenticios producidos en
Brasil… Por su parte, Salmon-Chile declaró que “…La Industria permanentemente
desarrolla efectivos controles de calidad orientados a cumplir con las diversas
leyes de nuestros mercados de destino…” ,
negando, además, el uso del fungicida cancerígeno en la producción chilena de
salmónidos. Lo mismito del año pasado….
Así,
no sólo actúa “desinformadamente” y “sin fundamentos científicos” el Programa
Marino de la Fundación Pumalín al hacer sus denuncias, sino también la VKM
noruega, la FDA estadounidense, la BVL alemana y los servicios de salud pública
del Reino Unido, además de la Canadian Food Inspection Agency (CFIA) que ha rechazado, en años anteriores, el
ingreso de salmón producido en Chile contaminado con otro fungicida cancerígeno
(verde malaquita) y con pesticidas también peligrosos para la salud humana .
TODAS
estas agencias han encontrado, en el rico y teñido veneno que se produce en el
Mar Patagónico chileno, residuos de químicos que NO se usan en Chile…
Un
complot internacional, ciertamente, contra la “exitosa” Industria Tóxica.
Héctor Kol
Patagonia Chilena
Sin Represas… Sin Salmoneras
Agosto de 2013.
"Hay
una mano negra para perjudicar a la industria".