LEY DE PESCA Y ABSTENCIÓN
Patagonia Chilena
Enero 2013
“No, no puedo
Seguir marginándome”
(Gustavo Ceratti,
Soda Stereo, Argentina)
Cuando
yo era tan joven como Patricio Contreras, un ex “pingüino” del 2006, vocero de
la CONFECH del 2011 y actual Candidato a Diputado Independiente por la Región
de los Lagos… yo vivía en Dictadura.
Y
a pesar de eso, de los “Estados de Excepción” que los fascistas de siempre (de siempre) ahora quieren re-instalar en
Territorio Mapuche, a pesar de los salvoconductos que había que retirar en
Carabineros de Chile para poder celebrar hasta los cumpleaños en mi casa
familiar, a pesar de los Rectores Delegados y Decanos Designados, yo tenía peces
para comer, un borde costero para visitar, bosques nativos para admirar y agua limpia para beber.
Nada
de eso los jóvenes como Patricio Contreras, ni mis hijos, tienen asegurado hoy…
Estamos,
pues, ante un futuro aún más gris que el que nos ofrecía la Dictadura a los
jóvenes de entonces.
En
efecto, a la Dictadura Militar que me arrebató a Ronald Wood, Tatiana Fariña,
Rodrigo Rojas Denegri, Carlos Godoy y mi propia juventud, la siguió una ESTAFA
de 20 años camuflada bajo un arco iris, bonos sociales y múltiples consignas
que hablaban de una “alegría” que jamás llegó, un “crecimiento con igualdad”
que jamás se materializó y una Justicia “en la medida de lo posible” que
todavía estamos esperando.
Una
ESTAFA que convirtió al “Partido más revolucionario de la Historia” en un
“Perkin” más del Modelo Capitalista Neo-liberal y al Partido Socialista en un
escarnio para la memoria de Salvador Allende. No es raro, entonces, que Camilo Escalona
defienda la Constitución de 1980 y que Clemira Pacheco se de en el Congreso
tantas volteretas como Tomás González en una olimpiada: ellos son parte de la
Estafa, la misma que convirtió a Chile en un país donde el 82% de sus habitantes
es un analfabeto funcional, que no es capaz de entender lo que lee ni lo que
escribe…
Y
a esa ESTAFA la siguió el Gobierno de los Encapuchados del Sistema, el gobierno
de los que nunca salen en la televisión, los encapuchados que desde sus tronos
de felpa de sus oficinas en San-Hattan deciden quién es Diputado, quién es Senador
y quién es el Presidente de la República más Neo-liberal del Mundo, los
encapuchados que deciden sacar a Longueira del Congreso Nacional y ponerlo,
luego, en el Ministerio de Economía, para cerrar el negocio que a través de
este “junior” habían comenzado una década atrás: extender por 40 años la Ley de
Pesca que le entrega GRATIS el 90% de los peces de los chilenos a 7 familias de
encapuchados que financian las campañas de SUS parlamentarios.
En
síntesis, a la Dictadura Militar la sucedió una Dictadura Empresarial, aún más
extensa en el tiempo que la primera y con resultados aún peores para el futuro
de los chilenos.
Hoy, los niños chilenos que se alimentan a través de JUNAEB, consumen
Hoy,
en el Mar Austral también NUESTRO, se vierten miles de litros de pesticidas
para quitarle los piojos a los salmones; se arrojan al mar miles de toneladas
de antibióticos en los alimentos para que sobreviva esta peste nórdica que se
apropió de los canales y fiordos de la Patagonia e indujo a la
sobre-explotación pesquera, bajo el silencio cómplice de la actual CONAPACH, de
la CONFEPACH de los industriales pesqueros, de la CORFAPA-Aysén de los
tránsfugas Fuentes y Ruiz y de su equivalente PRODELMAR-Anahuac de Puerto Montt,
todos ellos a favor de la Ley de Pesca de Longueira.
Sin
embargo, la Ley de Pesca (el último síntoma de la enfermedad) tiene un mérito.
No sólo le quitó la máscara a los corruptos instalados en las dirigencias de la
pesca artesanal y en los escaños del Congreso Nacional, sino que, además de
dejarnos sin peces, nos dejó sin
Oposición.
En
efecto, a la tradicional “hora de los quiubos”, un diputado Socialista como
Fidel Espinoza no tiene diferencia
alguna con una Diputada UDI como Marisol Turres: ambos votan A FAVOR de “cogotear”
a los chilenos para quitarles otra parte de lo que les pertenece, en el año
2010 A FAVOR de Privatizar el Mar Austral y en el año 2012 A FAVOR de privatizar
los peces. Tampoco hay diferencia entre un demócrata-cristiano como Patricio
Vallespín y un RN como Alejandro Santana: también votan a favor del cogoteo…
Luego,
cuando se trata de asaltar a los chilenos para quitarles sus derechos de agua,
sus derechos de acceso a la pesca, sus derechos de acceder al borde costero,
sus derechos a conservar sus bosques y sus Parques Nacionales, cuando se les
asalta para quitarles su Mar Austral y su derecho a vivir en un ambiente libre
de contaminación, NO HAY OPOSICIÓN.
Y
bajo esa perspectiva, cuando los jóvenes tienen asegurado un futuro incluso
peor al que yo tenía cuando era joven y vivía en Dictadura y NADIE SE OPONE,
entonces la Oposición hay que crearla, organizarla y hacerla funcionar.
Cuando
se tiene por horizonte un país con un mar sin peces, de playas privatizadas, de
olor a criadero de chancho, con un cielo gris por las emisiones “bajo la norma”
de las termoeléctricas, entonces la abstención NO TIENE CABIDA. Cuando las
organizaciones políticas y sociales promueven la abstención como norte de sus
labores, entonces estamos frente a un “árbitro sin pito”. No se justifica una
organización política si esta descarta a priori la toma del poder político.
Ciertamente,
nada es más indigno, ridículo e insano que el sistema electoral chileno, donde
el Sistema ni siquiera sabe contar los votos y el asunto se limita a colgar
pancartas y gigantografías de los postes de alumbrado público, además de pagar
cuentas de luz y agua y de repartir canastas con alimentos con el rostro del o
de la candidata.
Así
se ha constituido el Congreso, donde pululan las Sabat y los Moreira, donde lo
único inteligente que dicen… es cuando guardan silencio.
Las
elecciones municipales recientes le quitaron definitivamente la legitimidad a
esa minoría ignorante y corrupta que nos Gobierna y nos legisla. Ahora llegó el
momento de quitarles la legalidad.
Una
Ley como la Ley Longueira, se cambia con otra Ley, pero para eso debe haber un
Poder Ejecutivo y un Congreso decentes para llevar a cabo ese cambio… y eso es
lo que no existe y eso es lo que hay que conquistar.
La
Abstención, es decir, el renunciar a priori a una herramienta de resistencia y
de oposición a un Sistema que nos sigue considerando como humanoides y que nos
quiere arrebatar todo, no tiene justificación ni táctica ni estratégica bajo
estas circunstancias.
Las
leyes que permiten que nos quiten los peces, los bosques, los minerales, el
futuro, en definitiva, no se combaten en los “colectivos” ni en las “okupas”:
se combaten en el Congreso… por ahora. Allí, en el Congreso, se frustraron los
sueños de una educación gratuita y de calidad de los pingüinos del 2006 y de los
neo-pingüinos del 2011-2012… No había quien se opusiera a la LGE de Bachelet,
tal como ahora no había quien se opusiera a la Ley de Pesca de Longueira.
La
Abstención no es una religión, sino una herramienta válida para quitarle la
legitimidad al Sistema. Esa tarea está
cumplida de sobra. Ahora la tarea es quitarles la legalidad… y la herramienta es otra. La herramienta es la propia
legalidad del Sistema ahora en función de la mayoría, colocando a sus
representantes en el Congreso y/o en el Palacio de La Moneda.
El
apostolado de la Abstención sólo deviene en mantener el status quo, mantener a
las Turres, a los Espinoza y a los Vallespín en sus puestos de trabajo, desde
donde hace rato debieron ser despedidos y sin indemnizaciones.
Por
otra parte, la creación de conciencia social no es incompatible con el asumir
la tarea de poner en el Congreso y en La Moneda a la MAYORÍA y la multiplicidad
de las formas de resistencia social a los crímenes del Modelo, especialmente a
sus crímenes ambientales, son procesos de conciencia social ya materializada. No
reconocerlo es un oprobio a los activistas de Patagonia Sin Represas, a los
activistas-pobladores de Caimanes, a los mismos estudiantes suficientemente
curtidos en el enfrentar al Modelo del Lucro en la Educación. Todos entendimos
que al salir a la calle por cada una de estas y otras demandas, lo que hacíamos
era resistir al Modelo, era una acción política. Y eso también es conciencia social.
Llegó
la hora, entonces, de que esa voluntad que movilizó a un millón de estudiantes
en el 2006 y a otros cientos de miles contra Hidroaysén, se convierta en leyes
que aseguren a los jóvenes de hoy (y a los que arribarán a la adolescencia)
algo más que el futuro gris que les ofrecen los operadores del Sistema con olor
a Tabaco y Channel.
Es,
antes que nada, la hora de los jóvenes en pos de la construcción de un futuro
distinto, para ellos y su descendencia, tal como cuando yo era joven y opté por
oponerme, con todas las formas de lucha,
incluida la votación, a un futuro indigno que me ofrecían los operadores
del Sistema… con olor a pólvora y a traición.
Héctor Kol
Patagonia Chilena
Sin Represas… Sin salmoneras.
Enero de 2013.
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